“EL PELIGRO ES CUANDO YO ME VOY”



¿Quién dice que ser guardia de seguridad en una Plaza es tarea fácil? Jorge Vásquez, tiene sueños que quiere cumplir como cualquier persona. Pero el principal, es que después de terminar su turno en la caseta, pueda llegar con vida a la casa.

Cada vez que algún Encargado de módulo termina su turno, tiene que con rapidez, salir lo antes posible de la Plaza, sin ser apuñalado.

Los Encargados de módulo, no deben dar información ni de sus nombres ni de turnos ni de sus compañeros, ya que estarían poniendo en riesgo sus propias vidas, debido al trabajo que tienen que hacer, y éste se trata de informar a Carabineros sobre las cosas ilegales o malas que están ocurriendo en la Plaza, para que ellos se puedan hacer cargo. En el fondo, los tratan como “los sapos”, y los delincuentes se desquitan apuñalándolos por haberlos acusado a los pacos.

El trabajo de Encargado de módulo es parecido al de un guardia de seguridad, pero se diferencian en que el trabajo de Jorge es de parte de la municipalidad, o sea, privado.

El guardia tiene una chapa, la cual tiene un número que identifica su labor. El Encargado, se ve como sólo un informante, pero es más que eso.

SER ENCARGADO, PERO EN LA PLAZA BRASIL

De los 4 años que Jorge lleva siendo Encargado, ha sido justo en estos 4 que la situación de la Plaza se puso más tensa.

Los robos abundan alrededor, sobre todo a Universitarios. Esos son los “lanzazos” a los que Jorge debe estar alerta, por la seguridad de la gente que anda por ahí.

El tráfico y el consumo de drogas son tan comunes, que tienen que evitarlos y preocuparse de cosas más importantes, como lo son los robos y las peleas.

De noche, la Plaza parece un carnaval por toda la gente que hay, ya que hay pub’s y restaurantes en todos los alrededores. Es ahí cuando la acción del Encargado comienza.

LOS AGUILAS DE LA PLAZA

Los Encargados de la plaza, hablan de los “Habituales”, que es la gente que anda siempre por ahí, y los “Recurrentes”, que son los que están de pasada.

Pero hay una familia muy reconocida en la plaza: ellos son Habituales. Se llaman “La Familia Agüero” – Agüero es el apellido-.

Esta familia, se encarga del cuidado de los autos que se estacionan por la Plaza, y a pesar de eso, son delincuentes.

Si la gente no les paga, ellos le dan un rayón al auto de vuelta. Cuando no hay autos que cuidar, ellos asaltan a la gente que merodea por ahí. Y si están muy aburridos, comienzan una pelea.

Son demasiados los problemas que esta familia causa, y con mayor razón, los guardias andan con mucho cuidado. Ya que como el deber manda, ellos informan de las cosas que están pasando y avisan a Carabineros. Por lo tanto, el odio de parte de esta familia delincuente hacia los Encargados es obvio.

Otro problema para Jorge, son los Nazis, que se acercan regularmente a la plaza, pero sólo para molestar a la gente. “Tengo un compañero que le gusta que vengan los Nazis, porque según él, vienen a limpiar la Plaza. Pero yo no sé si venir a pegarle -por aburrimiento- a los homosexuales, travestis e indigentes, sea limpiar la Plaza, porque no molestan a nadie”, dice Jorge. Pero generalmente, los Nazis vienen sólo a pelear con los Punk’s. Y es por eso que a Jorge no le gustan, porque además de molestar a la gente, incitan a la violencia.

NIVEL DE PELIGRO

De lunes a jueves, la Plaza es tan tranquila, que el aburrimiento de los Encargados es inevitable. Por lo tanto, sólo hay un "guardia" a cargo.

Pero el fin de semana en la noche, el nivel de peligro que tiene la Plaza, asusta a cualquiera y debe haber por lo menos dos Encargados. “Este modulo es el más conflictivo. La mayoría de los Encargados rechaza trabajar acá, porque es peligroso para nosotros”, afirma Jorge.

Aparte de que existan riñas por el nivel de alcohol que hay en la gente, el 80% de las peleas, son a causa del Galpón Víctor Jara, debido a que el recinto hace tocatas para diferentes tribus. Es ahí donde se crea el conflicto, casi siempre son los Nazis que están metidos en las peleas, con el fin de molestar.

LOS PRO Y LOS CONTRA

Jorge encuentra bonito preocuparse de la seguridad de la gente, pero todo tiene sus pro y sus contra, y tiene una buena razón para estar acá.

Aparte del amor a su trabajo, le pagan muy bien, lo que le sirve para pagar sus estudios de Derecho.

Jorge estudió Técnico Jurídico, y hoy junta su sueldo para mantener la casa, y seguir estudiando el segundo año de derecho.

Este destacado hombre, es presidente del Comité Paritario, donde ve las prevenciones de accidentes, “un accidente no puede ocurrir por segunda vez”, afirma.

Él espera mantener la seguridad de la Plaza; la seguridad que debería haber en todas partes, pero claramente se ausenta. Pero está dando todo a su disposición, para que la gente pueda pasar un rato agradable, disfrutando de la arquitectura de la Plaza, con total seguridad y calma.

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"MAMÁ: SOY GAY"


¿Apoyarías la homosexualidad de tu hija?

“Mamá: soy gay...¿Qué onda? ¿teni’ miedo de tener una hija gay?” le pregunta Paula a su mamá Marcela, quien la evita totalmente.

Fue tanto el desinterés de Marcela, que Paula no aguantó la angustia y se largó de la casa dejando a su madre y a su hermana chica atrás. Sólo pensaba en su bien estar: su felicidad le ganó a la cara de pena de Marcela, mientras veía a Paula sacar su ropa y los posters pegados en toda la pieza, que casi parecía mural de la Alameda.

En su nueva casa, comparte la misma cama con la polola, y a pesar de que su suegra se haga la tonta y no hable el tema directamente con ellas, sabe que son pareja y la situación que Paula está viviendo con su mamá.

Por otra parte, Marcela se quedó en la casa a cargo de la hermana chica de Paula, y ninguna de las dos se quiere meter en el tema: lo evitan totalmente. Marcela no quiere saber en qué anda su hija.

¿¡QUIÉN DIJO COLEGIO!?

Cuando Paula tenía sólo 12 años, el padre de la familia abandonó a las 3 mujeres, sin dejar ningún rastro. Fue ahí cuando Paula comenzó su revelación empezando a ser una adolescente ruda y lesbiana, arrancándose a bailar a la Blondie y haciendo la cimarra casi todos los días. Fue en II medio cuando repitió por floja. Al pasar a IV medio, no vio nada mejor que tomarse un año sabático como buen carretero y no parar por ningún día, “¡Quién dijo colegio! ¡A carretear!”, decía.

Pero después de tanta curadera y volada, le cayó la teja de lo que estaba haciendo con su vida y cómo le pesaría tiempo después: decidió volver al colegio.

Hoy cursa IV medio y está totalmente decidida a estudiar Gastronomía, si es que Marcela, después de todo, es capaz de pagarle los estudios superiores.

Lo que Paula no sabe, es que Marcela vive con la esperanza de que su hija quiera volver a la casa, “tiene las puertas abiertas para cuando quiera, si al fin y al cabo, es mi hija y la amo, pero que se saque eso de la cabeza”.

DEL AMOR AL ODIO

Todas las peleas entre madre e hija son por estar en ambientes densos, debido a que Marcela no toma como algo válido la opción sexual de Paula. “Eso es para gente enferma, y mi hija no está enferma”, dice Marcela.

Pero a pesar de la postura de Marcela, Paula la sigue extrañando desde el primer día, y se siente culpable por dejarla sola. ““A veces voy pa’ allá y todo bien, pero igual me da caleta de pena no estar con mi familia”, cuenta.

Hoy en día, Paula está totalmente decidida a seguir su vida viviendo con la polola hasta lo que más aguante la relación. No ve futuro sin ella ni con el cariño de la suegra, quien la cuida como una hija más.

Marcela seguirá esperando todos los días que Paula vuelva a ser como antes, y seguir siendo la familia feliz que solían ser.

CONCIENTE HASTA LAS PATAS: UN ENTORNO QUE JAMÁS CREISTE POSIBLE


Son tan ecológicos, que hasta venden toallas higiénicas biodegradables.


¿Te imaginarías que te pidan el envase del champo o bálsamo de vuelta para volver a rellenarlo y venderlo a otra persona, sin contaminar de más? Este lugar existe, y se llama “Raíces”.

Hasta los estampados de las poleras están hechos con una técnica especial que se llama Serigrafía, y todo hecho a mano.

Las pinturas que cuelgan de sus paredes, hablan de la devastación ambiental o la violación de los derechos humanos.

“Tratamos de que sea un punto de encuentro para la gente que considera otras alternativas y que quiera cambiar”, afirma Andrés Lunecke de 24 años, y vegano hace siete.

La tienda se divide en muchas áreas, es más que comida vegetariana, por ejemplo, tienen un área de música independiente, películas y documentales que hablan de la explotación animal y humana: elementos que van más allá de ser un Vegano (en contra de la explotación), es para la gente que apunta en otra dirección.

También hay un lugar en donde tienen la biblioteca. La mayoría de sus libros hablan de la ecología, el ambientalismo y las ciencias sociales. Para poder usarla sólo necesitas compartir un libro: llevas uno y lo dejas en el mostrador para que otros lo puedan leer. La idea es difundir información real, que no haya sido manipulada, por ejemplo por el gobierno.

Todos los tipos de papeles como los folletos, son de papel reciclado.

La tienda también vende salchichas y hamburguesas vegetales, dirigida más a la gente que está en transición para convertirse en un vegano. Tienen el aporte de legumbres, para aquellas madres que están haciendo veganos a sus hijos, “No es fácil criar a un niño para que sea vegano, por el entorno en el que viven, donde pueden ser criticados por no comerse un completo como el resto”, afirma Andrés.

Este rincón apareció en marzo de este año. Los dueños de ésta son varios, ya que desde vendedor hasta consumidor aportan con un granito, para que la tienda pueda subsistir y difundir esta información para todos.

También tienen una revista que se llama “Hibrido”, donde hablan de noticias relacionadas con la explotación animal, hasta cómo preparar Brownies Veganos, y chistes en la última página.

El objetivo final, es crear conciencia y saber en qué mundo vivimos.

Plaza Brasil, Maturana 302, Huérfanos. Su teléfono es el 6734057. Hacen entregas a domicilio.


www.emporioraices.entodaspartes.net

FIESTAS GAY’S: SÓLO PARA MENORES



Siempre existieron las fiestas gay’s. Pero hoy, la discoteque Blondie creó un espacio para los más chicos, en el Galpón Víctor Jara, en donde van lesbianas, bisexuales, gay’s, marimachas, hombres con maquillaje, etcétera. Pero todos son menores de edad.

Hace 4 años, que los organizadores de fiestas de la Blondie, decidieron crear un nuevo espacio: fiestas para los más chicos. La idea es juntarse en el galpón para bailar y conocer a más gente de la misma onda.

Javiera Polvorín, de 16 años, desde que supo que se hacían este tipo de fiestas comenzó a ir, a la edad de 13 años, “sabía que había más gente de mi edad como yo, sólo que no sabía dónde, hasta que supe de las fiestas y conocí otro mundo”.

No son sólo menores de edad los que asisten, también hay mayores de 18 que van a bailar en la tarde, para pasar el rato y también conocer a más gente.

Son alrededor de 500 personas que caben dentro del galpón, y cada fiesta que se hace de la Blondie: se llena. “Gay’s y lesbianas menores de edad hay millones, sólo que la gente no está acostumbrada a verlo, somos demasiados, pero la mayoría anda a escondidas, no le dicen a sus papas a dónde van en la tarde”, cuenta Javiera.

CAMINO A LA FIESTA

Javiera se levanta temprano para almorzar, porque el galpón tiene sus puertas abiertas desde las 14:00 PM. Le dice a su mamá que va a salir a bailar – sin decirle de qué se trata – y parte a juntarse con un grupo de amigas.

Al llegar a la plaza – la que está llena de gente esperando que abra el galpón – Javiera ya conoce a hartas: una de ellas es su polola.

Apenas abren las puertas, sale una señora a cobrar las entradas que tienen un costo entre 1.000 y 2.000 pesos.

Al entrar, la música ochentera, el New Wave, Brit Pop y la electrónica, comienzan a sonar y todos se acercan a la pista o al escenario para bailar.

Luego de bailar un rato esperando que llegue el resto de amigas, salen a la plaza – lo cual está permitido teniendo la mitad de la entrada para poder salir y volver – y van a una botillería a comprar cerveza o pisco. Después de tomarse todo, vuelven a entrar. Todos saltan y corean las canciones de Madonna, Depeche Mode, Morrisey, y un millón de grupos de los ochentas, pero hombres con hombres, mujeres con mujeres o grupos de amigos.

Después de haber bailado, de conocer a muchas “Fletas” (lesbianas) y haber intercambiado e-mails, la fiesta toca la última canción que es de Morrisey, la cual titula el nombre del evento: Every Day Is Like Sunday. Todos la cantan y bailan y comienzan a despedirse.

Esperando con ganas la próxima fiesta, se retiran del lugar para volver a sus casas y seguir viviendo en la rutina.

“SEGUIMOS AMANDO”

Siempre escuchan de parte de toda la gente, que tienen que esperar a ser grandes para saber lo que en verdad les gusta, y como vemos en todas partes, hay gente que lo hace por probar como otros que lo hacen de verdad, y sólo con la aprobación de sus amigos, siguen tratando de ser felices mientras las críticas les llueven. Javiera dice: “la gente - incluyendo sicólogos - repite que hay que esperar porque no sabemos lo que queremos, y aunque sea así, estamos justo en la adolescencia cuando los problemas amorosos nos llega a cualquiera, siendo homosexual o no, el tema es amar, nadie elije a quien, algunos tienen suerte y otros no, pero aún así, no le llamamos mala suerte, porque seguimos siendo igual que el resto: seguimos amando”.