"MAMÁ: SOY GAY"


¿Apoyarías la homosexualidad de tu hija?

“Mamá: soy gay...¿Qué onda? ¿teni’ miedo de tener una hija gay?” le pregunta Paula a su mamá Marcela, quien la evita totalmente.

Fue tanto el desinterés de Marcela, que Paula no aguantó la angustia y se largó de la casa dejando a su madre y a su hermana chica atrás. Sólo pensaba en su bien estar: su felicidad le ganó a la cara de pena de Marcela, mientras veía a Paula sacar su ropa y los posters pegados en toda la pieza, que casi parecía mural de la Alameda.

En su nueva casa, comparte la misma cama con la polola, y a pesar de que su suegra se haga la tonta y no hable el tema directamente con ellas, sabe que son pareja y la situación que Paula está viviendo con su mamá.

Por otra parte, Marcela se quedó en la casa a cargo de la hermana chica de Paula, y ninguna de las dos se quiere meter en el tema: lo evitan totalmente. Marcela no quiere saber en qué anda su hija.

¿¡QUIÉN DIJO COLEGIO!?

Cuando Paula tenía sólo 12 años, el padre de la familia abandonó a las 3 mujeres, sin dejar ningún rastro. Fue ahí cuando Paula comenzó su revelación empezando a ser una adolescente ruda y lesbiana, arrancándose a bailar a la Blondie y haciendo la cimarra casi todos los días. Fue en II medio cuando repitió por floja. Al pasar a IV medio, no vio nada mejor que tomarse un año sabático como buen carretero y no parar por ningún día, “¡Quién dijo colegio! ¡A carretear!”, decía.

Pero después de tanta curadera y volada, le cayó la teja de lo que estaba haciendo con su vida y cómo le pesaría tiempo después: decidió volver al colegio.

Hoy cursa IV medio y está totalmente decidida a estudiar Gastronomía, si es que Marcela, después de todo, es capaz de pagarle los estudios superiores.

Lo que Paula no sabe, es que Marcela vive con la esperanza de que su hija quiera volver a la casa, “tiene las puertas abiertas para cuando quiera, si al fin y al cabo, es mi hija y la amo, pero que se saque eso de la cabeza”.

DEL AMOR AL ODIO

Todas las peleas entre madre e hija son por estar en ambientes densos, debido a que Marcela no toma como algo válido la opción sexual de Paula. “Eso es para gente enferma, y mi hija no está enferma”, dice Marcela.

Pero a pesar de la postura de Marcela, Paula la sigue extrañando desde el primer día, y se siente culpable por dejarla sola. ““A veces voy pa’ allá y todo bien, pero igual me da caleta de pena no estar con mi familia”, cuenta.

Hoy en día, Paula está totalmente decidida a seguir su vida viviendo con la polola hasta lo que más aguante la relación. No ve futuro sin ella ni con el cariño de la suegra, quien la cuida como una hija más.

Marcela seguirá esperando todos los días que Paula vuelva a ser como antes, y seguir siendo la familia feliz que solían ser.

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